26 diciembre 2007

Y la SGAE quiere seguir robando

Los creadores se pasan al ‘copyleft’, mientras la SGAE se aferra a cobrar por obras que no le pertenecen

@Alberto Mendoza26/12/2007






LOS INTERNAUTAS SE OPONEN AL CANON DIGITAL


Los creadores se pasan al ‘copyleft’, mientras la SGAE se aferra a cobrar por obras que no le pertenecen

El abrumador rechazo de la sociedad española al canon digital, decidido por el Gobierno y recaudado la Sociedad General de Autores (SGAE), no es una reacción espontánea ante un nuevo impuesto, sino que viene reflejar la facilidad con la que han penetrado en España los nuevos sistemas para compartir todo tipo de archivos en red, así como los modelos de licencias copyleft para los derechos de autor.

En contra de lo que pueda parecer, muchos artistas, si bien no las caras más reconocibles, como las que acudieron a presionar al Congreso, están en contra del canon digital, por el que además no van a recibir ni un céntimo. Y es que en España hay más de un millón de creadores que han optado por prescindir de la SGAE y del tradicional copyright para abrazar las llamadas licencias Creative Commons (CC).

Estas licencias, que se ajustan perfectamente a la legislación española, llegaron en 2003 desde Estados Unidos a través de la Universidad de Barcelona y del profesor Ignasi Labastida. Se caracterizan por su flexibilidad, ya que el autor puede decidir en qué grado ‘liberaliza’ su obra. Existen seis combinaciones posibles, a través de la cuáles se ofrecen a terceros algunos derechos de forma legal. Generalmente, Creative Commons permite que una obra pueda ser distribuida, copiada y exhibida por otras personas sin que tengan que pagar derechos, simplemente citando al autor. Incluso, puede permitir la creación de una obra derivada, si se realiza sin uso comercial.

Pese que al tratarse de licencias libres no existe un registro oficial, Labastida aseguró que España es el territorio con más número de licencias, al margen de Estados Unidos. Parece claro que se ha superado el millón, pero hay muchas obras que no se pueden contabilizar al no estar digitalizadas, como los libros. La tendencia es global y en la web www.flickr.com

ya hay recogidas más de 50 millones de imágenes protegidas por Creative Commons. Además, Labastida recordó que estas licencias “no atan” y que el hecho de utilizarlas una vez no obliga a que todos los productos de un autor se registren como CC.

Entre los principales usuarios, Labastida destacó el interés mostrado por las administraciones públicas, que desean publicar información o fotografías de su región para que los ciudadanos puedan disponer libremente de ellas. En el campo académico también está resultado de utilidad a los investigadores que persiguen por encima de todo difundir sus ensayos, que sean citados, compilados y traducidos.

Nuevos modelos

En cuanto a los artistas, la decadencia del CD y el auge de nuevos modelos de negocio también les han empujado a adquirir estas licencias. Labastida explicó que los nuevos autores buscan que sus canciones sean conocidas, crearse un público, generalmente por Internet y lograr llenar sus conciertos. Por ello, permiten que se compartan sus temas y se descarguen en soportes MP3 con total legalidad. “Hay que concienciar de que toda la música no es igual en Internet; alguna se puede bajar sin piratería”, apuntó Labastida.

La sensación de que los canales tradicionales para la música comienzan a agotarse no la sostienen solo los nuevos grupos, sino músicos veteranos de éxito como la banda Radiohead. Su último disco, ‘In Rainbows’, ha estado disponible solo en la red, y los internautas podían elegir el precio que pagaban por las canciones.

Lo paradójico es que la SGAE sigue cobrando, a través del canon digital y de los contratos con los negocios en los que suena la música, en nombre de los autores cuyas obras no están siendo gestionadas por la entidad, y que nunca recibirán un céntimo de lo recaudado, que se estima en más de 100 millones de euros al año. Y es que, como recuerda Labastida, actualmente todos somos creadores, gracias a las cámaras o grabadoras digitales, y a la fácil distribución a través de Internet.

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