03 mayo 2007

Y la audiencia se volvio republicana


No cabe duda: a medida que la realeza va ganando miembros va perdiendo fuelle. Las cadenas de televisión de este país han esperado varias semanas a la puerta de la clínica Ruber Internacional y han pluriempleado a sus rostros estrella para la elaboración de una serie de monográficos con motivo del nacimiento de la infanta Sofía, programas que finalmente han pinchado en hueso y se han dado de bruces contra la cruda realidad que unos días más tarde desvelan los audímetros.

Aunque no es de extrañar, porque parece que la Casa Real hubiera hecho un esfuerzo para deslucir el nuevo alumbramiento de la Princesa. Primero, porque a los padres de la criatura se les ocurrió la brillante idea de dar a conocer el sexo del bebé a los cuatro meses de gestación. Así, sin miramientos, como quien desvela el final del Sexto Sentido y se queda tan ancho; destrozando por completo cualquier posibilidad de conjetura, de debate constitucional, solucionándole la vida a Zapatero... En fin, una vergüenza.

Segundo, porque han elegido el nombre que todo el mundo esperaba, el que partía con ventaja en todas las casas de apuestas, restándole al evento la poca emoción que le quedaba. Y tercero, porque la Princesa se ha empeñado en dar a luz durante el puente de mayo, cuando la mayoría de los españoles está de picos pardos y pocas cosas pueden interrumpir su modorra. Si el Rey se lo ha tomado con esa tranquilidad, que si se entretiene un poquito más conoce a la niña el día de su Primera Comunión, por qué habrían de inmutarse el resto de los mortales.

Esa es otra. Para colmo, el protocolo regio determina que han de ser los miembros de la familia los primeros en conocer al retoño. Así que mientras el Rey se lo pensaba, pocas caras famosas han podido pisar la Ruber, dejando a los periodistas allí agolpados sin apenas trabajo, repitiéndose más que el chorizo, conjeturando sobre la posibilidad de que algo ocurriera, emitiendo una mala película –sin estrellas, sin trama, sin puntos de inflexión-, vendiendo humo...

La audiencia se rebela

Pero, por una vez, los espectadores han reaccionado con desprecio a los contenidos envasados; a las noticias sin noticia que todos los programas iban ofreciendo a lo largo de estos días. Jamás un acontecimiento de estas características había generado semejante ‘hambre’ de share. Y eso que Sofía ha venido al mundo con un buen pan bajo el brazo –subvencionado, claro, por los Presupuestos Generales del Estado-.










Su mundo, el de Sofía, no interesa tanto como se esperaba, por mucho que algunas cadenas como TVE se hayan desvivido por mantener puntualmente informados a los espectadores. No ha sido la única. Antena 3 y Telecinco también lo han hecho –a su manera, eso sí- y han corrido la misma suerte. El Programa de Ana Rosa, Espejo Público, En Antena, Por la mañana... todos han perdido espectadores en las franjas en las que la nueva infanta ha sido la protagonista. Sobre todo los espacios de TVE: siempre primera en sembrar, última en recoger.

Otros fueron más listos. Cuatro prácticamente ni se inmutó. La cadena del grupo Prisa, haciendo honor a sus ideales y a la tonalidad de su logotipo, programó solamente un avance en la tarde del domingo y no alteró su programación en el prime time. La Sexta ni eso. No realizó ni una sola conexión a la clínica fuera de sus espacios informativos y al día siguiente –con un par- publicó una encuesta propia en la que se ponía de manifiesto que más de la mitad de los españoles (52,1%) consideraba exagerada la cobertura televisiva que se le estaba dando al evento.

No es la primera vez que los audímetros se tornan republicanos. Los reportajes especiales que elaboró Antena 3 para conmemorar el primer cumpleaños de la infanta Leonor fueron un auténtico fracaso, así como algunos de los documentales de ‘recorte’ que confeccionaron otras cadenas para celebrar el trigésimo aniversario de la monarquía, o muchos de los reportajes especiales previos a la boda del Príncipe con Doña Letizia.

Lo dicho, que la gente se ha cansado de ver por televisión cuentos de reyes e infantas. La monarquía está en crisis... al menos de audiencia. Y mientras, trescientos periodistas que aún no se han dado cuenta esperan con ahínco a las puertas de la clínica Ruber la salida de Sofía. Suerte con la foto.

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