28 agosto 2009

Terror en la Playa


La vicepresidenta Fernadez de la Vega (Fernandez de la Vogue entre sus intimos, por su aficion a los trapitos de diseño), siembra el terror entre los usuarios de la playa de Vilanova, al pasearse con un bikini suerhortera, que visualizaba todas sus miserias.

Y rodeada de guardaespaldas, por supuesto, no fuese a acercársele algun ligon de playa a molestarla juas juas juas


A esta tia nadie ha debido de decirle lo fea que es y que su presencia atenta al buen gusto de los seres humanos.
Menudo careto de mala hostia que se gasta la sociata de diseño.


FEAAAAAAAAAAA


27 agosto 2009

Sociatas de salon





Mucho les gusta a estos supuestos sociatas el relacionarse con Reyes y todos sus oropeles. Estos supuestos defensores de la clase obrera (juas juas juas juas) y enemigos de oligarquias y monarquias, pierden el culo en cuanto un rey cualquiera les babosea la mano.

No hay mas que ver la cara de gustirrinin de la Sonsoles y la cara de subnormal de ZP, viendo como el Rey le hace los honores a su parienta..........

Y, mientras, el Rey descojonandose, el paro aumentando, los parados sin subsidio tambien aumentando, los politicos robando cada vez mas y el pais cuesta abajo y sin frenos

¡BORREGOS!

25 agosto 2009

Como mangonear sin estudiar

La mayoría de los alcaldes y concejales de España sólo cuentan con estudios elementales, como la EGB, la ESO o el Graduado Escolar. Un estudio del Ministerio de Política Territorial, que dirige Manuel Chaves, revela el bajo nivel educativo que poseen los ediles que gobiernan en los municipios de nuestro país.

De acuerdo con el informe, el 22,56% de los alcaldes tiene estudios elementales; el 13,01% han estudiado Bachillerato superior, BUP, Bachiller LOGSE, COU o PREU; un 9,5% han estudiado Formación Profesional; y un 13,28% cuentan con una licenciatura o doctorado. Llama la atención que un 22,1% de los alcaldes se negara a desvelar su nivel de formación. Los datos son prácticamente idénticos en el caso de los concejales, y un 26,5% también se negó a dar información sobre su capacitación.

En cuanto a sexo y edad, el 84,8% de los alcaldes son hombres, en su mayoría de entre 46 y 65 años. El 29,76% tiene entre 26 y 45, mientras que de 26 años sólo se encuentran 16 alcaldes, el 0,20%. Los mayores de 65 suponen el 7,48%. Cabe destacar que el 75,6% de los 8.112 mandatarios municipales existentes repiten en el cargo. Las mujeres siguen apartadas de la dirección de los ayuntamientos, ya que representan sólo un 15,2%.

El PP es el primer partido en número de alcaldes, con el 39,08 por ciento del total (8.112), seguido del PSOE, con el 35,89 por ciento. El tercer partido con más alcaldes es CiU, con el 5,21 por ciento, seguido por el PAR, con el 2,32 por ciento. En cuanto al perfil del concejal español, el estudio señala que se trata de un hombre de entre 26 y 45 años con estudios elementales y que repite mandato en el 48,66 por ciento de los casos.

Por color político, el PSOE es el partido que cuenta con mayor número de concejales, el 35,82 % del total, seguido por el PP, que cuenta con el 35,05%. Tras ellos se encuentra CiU, con el 5,15%, IU, con el 3,39%, y ERC, con el 2,15%.


Y según parece el GRAN MAJADERO dicen que es Profesor y que ha estudiado Derecho y nos sirve de bien poco. Y la inmensa mayoría del pseudo gobierno dicen ser también titulados universitarios [o eso dicen], aunque ya sabemos que Pepiño es un analfabeto funcional y ahí lo tenemos como Ministro de Fomento y por tanto el que más dinero maneja de todos los ministros, para no hablar de las "miembras" que son aún peor, desde la mona vieja [de la Vega] y Salgado [nada menos que "miembra" de Economía [que nos llevara al desastre total]y por supuesto la única la inigualable, la auténtica "miembra" Bibiana que a tonta no hay quien la gane y sin embargo pretendiendo introducir nuevos términos en el diccionario de la RAE.
Así que no importa que la mayoría de los Alcaldes no tenga título, peor que todos estos cabestros que nos desgobiernan no puede haber nadie con título o sin título.

22 agosto 2009

Otra cacicada sociata

Villa PSOE y la nueva 'cacicada' de Pepiño Blanco





Como en aquella canción de Mecano, el pobre Mario se quiere morir. Lleva toda su vida afincado en la Isla de Arosa, isleño de cuna y árbol genealógico, con el rostro curtido por el sol y el salitre, el hablar lento y musical. Allí regenta un pequeño negocio familiar, entre tienda y tapería o chiringuito, al borde de un viejo camino que rodea la isla y que sirve de vía de traslado para los pescadores. Mario, las tardes de sol o en las que no llueve, saca unas mesas a la vera del camino, e igual te vende un kilo de churrasco para una barbacoa que te sirve una tapa de pulpo a feira o mejillones al vapor mientras te cuenta su vida y da rienda suelta a su pesar. Hasta ahora había luchado por evitar lo que parece inevitable, pero ahora, como en la canción, el pobre Mario se quiere morir porque todo lo que ha significado algo en su vida se va a ir a la mierda, con perdón, por culpa de un político gallego instalado en Madrid, hasta hace poco secretario de Organización del PSOE y ahora ministro de Fomento: José Blanco, también conocido como Pepiño o Blanquito en su Lugo natal.

Y todo porque no contento con haberse pasado por el arco del triunfo la Ley de Costas para construirse un ático de lujo que ha acabado con una de las zonas más hermosas de la Isla de Arosa, el inefable Pepiño tiene en marcha una nueva cacicada que va a dar al traste con otras más de doscientas propiedades: una carretera que le lleve directamente a su nueva casa sin necesidad de tener que atravesar el núcleo urbano.


En efecto, desde que termina el puente de algo más de dos kilómetros que une la isla con la península, hasta la nueva casa de Pepiño en uno de los extremos de la isla, solo cabe acceder por la actual carretera que atraviesa el núcleo urbano. La única manera de llegar a Villa PSOE sin atravesar el pueblo sería por ese viejo camino de pescadores, intransitable como vía principal de comunicación, e ‘intocable’ por la propia Ley de Costas si se quisiera utilizar como base para levantar la nueva carretera.
De ahí que lo que se les ha ocurrido a los promotores de esta cacicada socialista es construir la nueva carretera paralela al camino, algo más alejada de la costa, pero inevitablemente destructiva para quienes tienen propiedades a lo largo de ese camino, como le ocurre a Mario.

Todas esas propiedades van a ser destruidas para que Pepiño Blanco, Gaspar Zarrías y el resto de prebostes socialistas con pisito de lujo en Villa PSOE puedan acceder a sus casas sin tener que encontrarse con los molestos y desagradables vecinos de la Isla de Arosa. Con una excepción: el propio alcalde de la Isla, el socialista José Manuel Vázquez, también tiene casa por donde esta previsto que pase la nueva carretera, pero justo en ese punto la misma hace un quiebro que evita que la casa del alcalde tenga que ser derribada. ¡Vaya por Dios! Que casualidad.


Pues si al derribo de las casas que se encontraban detrás de Villa PSOE y que serán tiradas abajo en cumplimiento de la misma Ley de Costas que incumple la urbanización socialista de lujo, se une el derribo de las propiedades que se encuentran en la línea por la que va a pasar la nueva carretera, el ático de Pepiño va a tener un coste, no sólo en euros para su dueño -que es un asunto del que también a mí me gustaría saber algo más, porque tengo mis dudas sobre el pago-, sino en destrozo del entorno ecológico y urbano de la isla que como cacicada supera todo lo imaginable y alcanza el punto de auténtica vergüenza.


¿Se puede hacer algo? Realmente poco. El problema es que todos los permisos se concedieron antes de que el PSOE abandonara el poder en Galicia y si a eso se une que es el propio Pepiño Blanco el que manda en Fomento, a la ya complicada solución para la nueva Xunta ‘popular’ de Núñez Feijóo se une un conflicto competencial entre distintas administraciones en el que, generalmente, tiene las de ganar la administración del Estado, por lo que da la impresión de que sólo un milagro puede salvar a Mario y los centenares de afectados isleños por las obras de Villa PSOE.


Estos días se ha podido ver por ahí a Pepiño Blanco visitando las obras, mientras algunos vecinos siguen de acampada de protesta. Estos tíos que van por la vida de defensores de los pobres y que proponen chorradas como la de subir los impuestos a los ricos para pagar los subsidios de los pobres -ya imagino a Rodríguez disfrazado de Robin Hood y a Pepiño a su lado de Fray Tuck-, luego no tienen la más mínima vergüenza ni escrúpulo alguno a la hora de desposeer a terceros de sus vidas y de sus propiedades con tal de salirse con la suya para vivir como esos mismos ricos a los que dicen despreciar. Simplemente abominable.


P.D.: Esto no tiene nada que ver con lo anterior, pero no puedo evitar preguntarlo: ¿Quién ha sido el imbécil que ha puesto de moda llevar los calzoncillos debajo del bañador? Hay modas estúpidas, como la de enseñar los calzones o el triángulo del tanga por encima del pantalón, o situar la cintura del mismo a la altura del coxis, pero ésta del calzón y el bañador encima se lleva la palma por ser colosalmente estúpida e incómoda. Dicho queda.



19 agosto 2009

Perversion sexual


¿Has probado el $ado$ociata?, consiste en que te vacíen los bolsillos , te prohiban todo, te engañen continuamente y tu les votes

18 agosto 2009

Ojos de gata

De vez en cuando algo bonito, para olvidarnos de la gentuza







Natalia Vodianova nació el 28 de Febrero de 1982 en Nizhni Nóvgorod (Rusia). A los 11 años comenzó a vender frutas en el puesto ambulante que tenia su madre. A los 15 se apunto a una academia de modelos. A los 17, tras aprender ingles en solo 3 meses, se traslado a París y firmo su primer contrato con una agencia de modelos. El año pasado tuvo unos ingresos de alrededor de 4′5 millones de dolares. Según la revista Forbes, esta rusa ocupa el séptimo lugar en la lista de modelos con mayores ingresos.




15 agosto 2009

Pobre España

España ya no es Europa (ni se le parece)




Es el gran éxito, la gran hazaña, de Rodríguez Zapatero: ha conseguido que un país que hace poco más de seis años se había posicionado como una de las naciones más influyentes y una de las economías más prósperas del mundo desarrollado, ahora sea la cola de Europa para todo, en lo económico y en lo político, y curiosamente siga los mismos pasos, en este caso de sumisión y no de colaboración, con la administración Obama que dio el anterior Gobierno con la administración Bush y nos estemos implicando como auténticos cobayas del Ejército Norteamericano en una guerra, la de Afganistán, que no es ni más legal ni más justa que la de Iraq, y para colmo sin que eso suponga ningún tipo de ventaja económica ni trato preferencial hacia España por parte de Washington, como sí ocurrió entonces.


Mantener aquel estatus no era muy difícil, bastaba con hacer las reformas necesarias para que la economía siguiera creciendo y, sobre todo, no se desplomara en una fase baja del ciclo, y congeniar esas reformas con una política exterior huidiza de gobiernos antidemocráticos y dirigida a reforzar la colaboración transatlántica al tiempo que se afianzaba la nueva posición privilegiada en Europa. En lugar de eso, en su primera legislatura Rodríguez optó por la inoperancia en lo económico y el aislamiento en la política exterior, evitando las reformas y estrechando lazos con países muy poco fiables como todos los que orbitan alrededor de la pesudo-democracia del Mono Chávez en Venezuela.


¿Algún cambio en la segunda legislatura? Para nada. Instalados en la recesión, el Gobierno sigue optando por huir de las reformas y se limita a la política de parcheo para salvar una crisis imposible, y si daba la sensación de que tras el cambio de inquilino en la Casa Blanca podía haber algún giro en la política exterior, las últimas giras del ministro Moratinos y la actitud en general de nuestro Gobierno hacía regímenes totalitarios como el cubano ponen de manifiesto que seguimos inmersos en esa misma política de no alineamiento impulsada por Rodríguez hace cinco años, y que nos sitúa al mismo nivel que las naciones más cutres y casposas del escenario internacional.


No solo eso, sino que encima Rodríguez parece empeñado en asemejarse a alguno de los tiranos a los que admira a base de perseguir a la oposición y enjaular a políticos del PP a los que ofrece como carnaza veraniega a las hambrientas televisiones, esposados y violados sus derechos constitucionales, mientras en la misma isla en la que Interior ordena la caza de brujas de políticos del PP, a Rubalcaba se le escapan los terroristas y colocan nuevas bombas en bares y restaurantes. Apoteósico. Espeluznante, diría más bien.


Este país es una farsa, una cuchufleta de feria comandada por un indocumentado incompetente solo obsesionado por su permanencia en el poder, no sea que dentro de dos o tres años se quede sin sus veraneos en el Palacio de La Mareta y tenga que volver a salir en chándal a comprar el periódico en un kiosco de Las Rozas porque a este no le contratan ni para vender pipas, y Sonsoles tenga que volver a hacer largos en la piscina municipal y gorgoritos en el coro parroquial, y por caridad eclesiástica.


El viernes, víspera de la Virgen de Agosto, nos llevamos el nonagésimo disgusto de la temporada estival: Francia y Alemania salen de la recesión mientras España sigue insertada en el peor escenario de decrecimiento. Tiene sentido: mientras en Francia y Alemania han hecho el ajuste vía salarios –por eso a pesar de que sus economías han caído considerablemente, no han sufrido coste en términos de empleo-, la nuestra lo ha hecho en términos de puestos de trabajo y hemos aportado a la UE las mayores tasas de paro.


Y el paro es una auténtica desgracia para una economía porque implica necesariamente una contracción del consumo –como ha puesto de manifiesto, de nuevo, la tasa negativa del IPC en julio- que retrasa aún más el crecimiento.


En Galicia existen sitios que parecían imposibles: poco –por no decir nada- turismo, playas casi vacías, gente encantadora y buena gastronomía. De las cuatro características, sigue conservando tres, pero las playas ahora están llenas, aunque no de turistas sino de propios, y eso solo se explica porque la gente no se ha ido de vacaciones y se ha quedado a pasar el verano en su lugar de residencia habitual, gente de los pueblos de alrededor, de incluso algo más lejos, que aprovechan las horas de luz de las largas tardes del verano para disfrutar de un rato de sol y playa.


Es solo un pequeño síntoma, pero dice mucho de la tónica general. Y casi todo el mundo tiene miedo de lo que puede venir en otoño. Lo cierto es que mientras en el resto de Europa empieza a vislumbrarse un cierto optimismo por la situación, aquí seguimos instalados en la desesperanza. Pero es lógico porque este Gobierno nos ha conducido a la peor de nuestras pesadillas: la de un país tercermundista que ha dejado de ser el sur de Europa para volver a ser el norte de África.

03 agosto 2009

Los amos del mundo

Por Arturo Perez - Reverte

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del ordenador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro. Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo. Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.


No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro. Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, y meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados. Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.


Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, oh prodigio, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no. Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recae directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia, con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros y a veces con su puesto de trabajo Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.


Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena. Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Arturo Pérez-Reverte

Esa gentuza

Por Arturo Perez - Reverte

Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.

Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.